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						HISTORIA DEL COOPERATIVISMO  | 
						 
						
							
  
    
      
        
          
            
				
					
					
						
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					Historia del Movimiento Cooperativo 
					   
					 
					Se inicia hacia fines del siglo XVIII y primera mitad del 
					siglo XIX. La ideas de ayuda mutua y solidaridad , así como 
					algunas de las normas prácticas que aplica el cooperativismo 
					moderno, se han manifestado desde tiempos inmemoriales y a 
					lo largo de la historia de la humanidad. 
					   
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							 Algunas manifestaciones: 
					   
					 
					Durante la época prehistórica, los hombres solían reunirse 
					para cazar, pescar y realizar otras tareas económicas, 
					utilizaban algunos instrumentos de propiedad común y eran 
					dirigidos por jefes elegidos por ellos mismos. 
					  
					 
					En Europa 
					se desarrollaron a partir del siglo V, algunas 
					organizaciones que presentaban caracteres cooperativos y que 
					todavía existen en la actualidad o se han mantenido hasta 
					épocas muy recientes. 
					En territorios que hoy corresponden a Francia y otros 
					países, “ las frutiéres “ o queserías 
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					cooperativas, que 
					de asemejan a las actuales cooperativas agrarias de 
					colocación de la producción . 
					Entre los pueblos eslavos “la zadruga” y “ el mir”, que 
					desempeñan algunas funciones semejantes a las que cumplen 
					las actuales cooperativas de colonización y el “artel”, que 
					reviste alguno de los caracteres de las actuales 
					cooperativas de trabajo.  | 
				 
				
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					Entre los pueblos 
					germánicos, las asociaciones de agricultores para la 
					realización de obras de irrigación, la construcción de 
					diques, la explotación de bosques u otras tareas comunes” 
					En América los indígenas tenían, hasta la colonización 
					española, formas de organización socio-económica con algunos 
					caracteres cooperativos: 
					En México, los “ Calpulli ” o “ Calpullalli”, constituidas 
					en base a las tierras que los aztecas adjudicaban a los 
					barrios o comunidades o “ayllu”, en usufructo, la extensión 
					de tierra que correspondía según el número de sus miembros. 
					Las colonias hispanoamericanas procuraron conservar , aunque 
					en vano ciertos rasgos de esa organización socio-económica a 
					través del funcionamiento de “cajas de comunidades 
					indígenas”, “pósitos”, “alhóndigas” u otras instituciones y 
					trasplantaron desde España a América la institución de los 
					“ejidos”, campos de propiedad común situado alrededor   | 
					
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					de las 
					poblaciones y puestos a disposición de los vecinos para que 
					realizaran cultivos o apacentaran sus ganados. 
					   
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